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La Niña y el Collar de Perlas

Jenny era una linda niña de cinco años de ojos relucientes. Un día mientras visitaba la tienda junto a su mamá, Jenny vió un collar de perlas de plástico que costaba $2.50 dólares. ¡Cuánto deseaba poseerlo!

Ella le preguntó a su mamá si se lo compraría y su mamá le dijo: “hagamos un trato, yo te compraré el collar y cuando lleguemos a casa haremos una lista de tareas  que podrás realizar para pagar el collar ¿está bien? Jenny estuvo de acuerdo, y su mamá le compró el collar de perlas. Jenny trabajó con tesón todos los días. Con sus tareas en poco tiempo Jenny canceló su deuda.

¡Jenny amaba su collar de perlas! Ella las llevaba puestas a todas partes: al kínder, a la cama y cuando salía con su mamá.

Jenny tenía un padre que la quería muchísimo, cuando Jenny iba a su cama, él se levantaba de su sillón favorito para leerle su cuento preferido. Una noche cuando terminó de leer le dijo, “Jenny, ¿tu me quieres?” Oh si papá, entonces regálame tus perlas le pidió el. ¡Oh papá! No mis perlas, dijo Jenny. Pero te doy a Rosita mi muñeca favorita, ¿la recuerdas? Tú me la regalaste el año pasado para mi cumpleaños, ¿está bien papa? “Oh hijita esta bien, no importa, dándole un beso en la mejilla, “buenas noches, pequeña”.

Una semana después, nuevamente su papá le preguntó al terminar de leer su cuento: “Jenny  ¿tu me quieres?  “Oh si papá, tu sabes que te quiero”. Le dijo ella. “entonces regálame tus perlas” !Oh papá! No mis perlas, pero te doy a lazos, mi caballo de juguete. “Es mi favorito, su pelo es tan suave y tu puedes jugar con el y hacerle trencitas”. “Oh, no hijita, está bien”, le dijo su papá dándole un beso en la mejilla,  “felices sueños”.

Algunos días después, cuando el papá de Jenny entró a su dormitorio para leerle un cuento, Jenny estaba sentada en la cama y le temblaban los labios, “toma papá” dijo y estiró su mano. La abrió y en su interior estaba su tan querido collar, el cual entregó a su padre. Con una mano él tomó las perlas de plástico y con la otra extrajo de su bolsillo una cajita de terciopelo azul. Dentro de la cajita había unas hermosas perlas genuinas. El las había tenido todo el tiempo, esperando que Jenny renunciara a las perlas que no tenían valor, para poder darle otras genuinas.

Y así es también con nuestro Padre Celestial, El está esperando que renunciemos a las cosas sin valor en nuestras vidas para darnos preciosos tesoros. ¿No es bueno el Señor? Esto me hace pensar en las cosas a las cuales me aferro y me pregunto ¿Qué es lo que Dios me quiere dar en lugar de lo que le entrego? … no nos aferremos a las cosas terrenales… Bendiciones.