Todos tenemos sueños, día a día, luchamos por los anhelos de nuestro corazón; algunas personas se muestran impacientes y no les gusta esperar. Supongamos que la meta del año de alguien que no le gusta esperar es comprar un auto, luego de trabajar duro y reunir el dinero requerido para el auto de sus sueños, va al concesionario le dan una planilla que debe llenar, al consignarla le dicen que en el transcurso de esa semana le están llamando para informarle.
Esa persona encuentra inapropiado estar en espera de un auto nuevo, decide dejarlo, se va y termina comprando un auto usado que al poco tiempo le dio muchos dolores de cabeza y fue más el dinero que tuvo que invertir en repuestos. ¿Le suena familiar? , así somos todos, no nos gusta esperar y eso fue un simple ejemplo de una decisión para un bien material, a diario somos golpeados por nuestras malas decisiones y nos toca aprender forzosamente por las tablas de la experiencia.
Cuando no esperamos, manifestamos nuestra poca FE. Es muy importante comprender que cuando tenemos Fe en Dios no tenemos problemas de esa índole ya que esperamos en El. En la carta a los Hebreos 11:1 el apóstol Pablo describe la Fe como “La certeza de lo que se espera la convicción de lo que no se ve”.
Al entregar nuestras vidas a Dios tomamos la decisión de confiar en El eternamente, ¿Por qué angustiarnos?
Leamos el Salmo 37: 3 – 5 “Deléitate asimismo en Jehová, y Él te concederá las peticiones de tu corazón. Encomienda a Jehová tu camino, y confía en Él y el hará”.