Seguros en la Manos de Dios
Un día, hace muchos años, me encontraba muy abatida y confundida. No encontraba la salida al problema que me ahogaba. Sentía que mi fe por un instante decaía. Fué entonces cuando pensé en mi Dios. Mi pena era tan grande que no podía orar. Doblé mis rodillas y sólo lloré y lloré.
En ese momento recordé la promesa que aparece en Josué 1:5: “Nadie te podrá hacer frente en todos los días de tu vida: como estuve con Moisés, estaré contigo; no te dejaré ni te desampararé”. En medio de mi llanto clamé a Dios, pidiéndole que no me dejara, que no me soltara de su mano; y el Señor respondió.
Esta experiencia me ayudó a confirmar que Dios está con nosotros todos los días de nuestras vidas, aunque a veces nuestro dolor impida que lo recordemos. “Diré yo a Jehová: Esperanza mía, y castillo mío; Mi Dios, en quien confiaré.Salmo 91:2”
Aún no tengo la palabra en la lengua, y tú, Señor, ya la conoces. Salmos 139:4
Tu hermana y amiga,
… Todo lo que Sucede en tu Vida …Tiene un SignificadoEspiritual
Tu Amiga,
Magda Hermida